¿CUANTAS GALLINAS TRUMP NECESITA PARA REEMPLAZAR OBAMACARE?

¿CUANTAS GALLINAS TRUMP NECESITA 


PARA REEMPLAZAR OBAMACARE?



Ya comenzó a oscurecer. Pasamos una lomita e iniciamos a cruzar un vallecito por un terraplén un poco alto que el piso del valle. Una nube de polvo más adelante indicaba que viene un camión hacia nosotros. Ahora los dos estamos acercándonos de lado y lado a un puente angosto. Como el camión parecía mucho más grande que nuestro minivan, el chofer decidió dejarle que cruce el puente primero. Esperábamos que el camión nos despeje el camino, y esperábamos un largo rato. No se mueve... Pensaba yo que el chofer del camión se detenía para que su oficial limpie algo que bloquea el paso, porque un tronco saltó a la vista. ¡Noooo, ahora saltan más troncos! El camión se está hundiendo..., como en una película que rueda lentamente.

Sri Lanka trén que se rescató del tsunami de 2004
Mi primer pensamiento era, que nuestro minivan debería haber cruzado el puente primero. Bueno, 'minivan' tal vez era la intención original de los diseñadores de este vehículo. Con 19 adultos más 6 niños adentro, aparte de no sé cuántos más que se están colgándose del pilo de equipaje que se alza un metro sobre el techo, cada eje de nuestro carro, proporcionalmente, carga más que de un tracto-mula. De apariencia, está más destartalado que esos vagones del tren de Sri Lanka que fue rescatado del lodazal donde lo botó el tsunami de 2004. Se califica ampliamente a ser tratado como de 'la tercera edad'.











Subí a esto en Kankan, una ciudad grande en el cinturón de Sahel en Guinea. Perdí el primer carro que iba a Kerouane por un pelo. Perdí en el sentido de que no lograron empacarme -el pasajero pagante número 11, dentro de ese pequeño station-wagon. Como el primero en el siguiente carro, tenía el privilegio de sentarme en la primera fila, al lado del chofer, y así escapar del empujón de los pasajeros por todos los lados (es la versión Guinea del efecto 'surround-sound').

El puente no se hundió completamente. Tal vez, la carga detrás del camión que aún no pisa el puente detuvo su caída, pero el cajón del chofer se quedó bastante inclinado a un lado. Saltamos de nuestro carro y nos acercamos al puente. El piso de hormigón del puente ha sido roto ya desde hace un rato largo. Muchos de troncos han sido colocados sobre las vigas de hierro expuestas. El chofer del camión no logró alinear bien con las vigas su llanta delantera que ahora está colgada en el aire entre los troncos que se rompieron como fosforeras. Su eje frontal está descansando en paz sobre una viga del puente, como para no dejar a nadie que saque esta bestia de su miseria. No debería haber permitido que pase por esta vía la bestia ésta por la condición pésima del puente. Bienvenidos a Guinea..., donde cada uno es un gobierno aparte.

Un taxi en Guinea con un carga pequeña
Sentado al lado del puente analicé mi situación precaria. Era el único fuereño en el carro, todavía unos 1300km para mi destino en Ghana. En este día, he estado esperando unas 7 horas, sentado en el carro, hasta que se llene de pasajeros y después de gasolina. No sé cómo, pero el chofer logró ganar a los miles de motos que estaban haciendo cola en la estación de combustible y salimos casi a las 6pm. El día anterior, primero la espera era de 4 horas en el parqueadero de taxi hasta conseguir un carro que tenga suficiente combustible para el viaje de 400km. Después gasté 16 horas empacado con unas 14 personas más en ese station-wagon viejísimo. Una tercera parte de ese viaje era sobre asfalto recién colocado, donde el carro andaba a la velocidad de un cohete, echando humo igualito. El resto era una tabla larga de chess, de asfalto y de suelo rojo, con saltos entre ellos que rompían los huesos. Con ese tremendo inicio a este 'maratón extremo', mi cuerpo ya estaba como un pan recién amasado. Eso me permitía navegar fácilmente este océano-embravecido que ha sido el tramo desde Kankan hasta ahora.






Logré manejar bien la situación de comida, después de pasar unos días de 'Ramadan' en Freetown. Mi primera comida allá era una porquería que valía $4, de un comedor formal. El día siguiente, logré encontrar el mismo tipo de comida en la calle pero con mejor sabor, que costaba 10% de la otra, durante mi largo recorrido por la ciudad. En los dos días siguientes, buscaba algo parecido en la vecindad donde vivía pero sin éxito. Me tocaba matar hambre con la 'batata' larga que ellos llaman 'chinese'. Escuchando esto, el cuidador de la casa de mi amiga me llevó a un 'restaurante' apenas 200m de la casa. Reclamé a la chica por no tener un rótulo en la entrada. "¿No ves la cortina en la puerta?" Mi bagaje cultural no me permitía pasar a una cortina sin invitación. En sus casuchas, ellos no gastan para una cortina si esa no tiene otro significado. Nunca más perdí un almuerzo. En viajes largos, tengo la costumbre de llevar algunas frutas. Pero, en los transportes de Africa, cuando sientas en tu 'place' (es casi la mitad de un asiento) te quedas bien prensado por el resto de los pasajeros y tus naranjas se convierten en pulpa. ¿Para qué hablar de las bananas? El regalo bien pensado de mi amiga de Sierra Leona, una botella plástica de pasta de maní, no duró ni tres días de viaje en Guinea. El maní en grano, dorado o hervido y secado, se convirtió en mi comida de sobrevivencia.

Estoy bastante bien con mi salud. Como casi siempre me alimento en la calle, sigo religiosamente el consejo que recibí en 1995, en un barco de Amazonía, de otro sobreviviente de la masacre de Araguaia; trago papayas con sus pepas. Como la papaya no tiene mucha demanda por aquí, no como en América del sur, no la fumigan. Tiene el mismo sabor de las que recogimos del jardín en mi niñez. Si consigo un almuerzo razonable, opto por frutas para la cena y el desayuno. Eso me permite tener las 6 horas de dormida ininterrumpida que necesito para funcionar mi cerebro. Sufrí solo una o dos noches, cuando me tocaba acabar platos grandes de cena para aplacar mis anfitriones. Y mis 2-3 horas de caminatas diarias ayudan a mantener en forma mis músculos a realizar los movimientos acrobáticos que se necesitan para entrar y salir de las busetas urbanas de Freetown, bien oxidadas y totalmente repletas.

Con mis trabajos, nunca esperaba avanzar mucho en Guinea por mi poca francés. Intenté conocer la zona de Sahel de Guinea en la orilla izquierda del Río Niger pero me quedé atrapado en el pueblo de Tougué por falta de transporte. Buscaba los líderes de Federación de Agricultores y me llevaron a un agrónomo del gobierno local que actuaba como Presidente temporal. Reforzó lo que entendió de mi pobre Francés, llamando a una chica universitaria que hablaba Inglés perfectamente. El día siguiente, conversamos con algunos mayores, pero las traducciones entre Fula (lengua local), Francés, Krio (lengua de Freetown) e Inglés causaban problemas. Me gustó la disposición de la gente a hablar sobre las tradiciones. Cuando volví a Labe, logré el apoyo de la Federación de los Apicultores para visitar dos comunidades alrededor. En Lymboco, donde el tiempo no parecía que se ha avanzado mucho, hasta el sabio del pueblo participó en la conversación y recibió mi billete de agradecimiento con una oración. En Kankan, el apoyo que esperaba no se materializó a tiempo y decidí a avanzar a Kerouané.
 
En Cote d'Ivoire, durante la segunda semana, mi amigo me llevó a un mayor Senofou cerca de Korhogo con fama para atraer la lluvia. Los pobladores de su pueblo no se quejaban del Cambio Climático porque este sabio y el jefe del pueblo se unían a resolver problemas mediante rituales y control social. Pero viendo cómo el pobre mayor sufría por idas y venidas entre Senofou, francés e inglés, decidí aplazar las entrevistas hasta mejorar mi francés.



Kashyapa A.S. Yapa
Marzo de 2017, Cote d'Ivoire, Africa Occidental.
kyapa@yahoo.com

http://ky59.blogspot.com


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